Sverige, varför inte?

Suecia, ¿por qué no?
Estamos siempre mirando nuestro propio ombligo, cuando los otros son tan interesantes...

miércoles, 19 de marzo de 2008

Degenerad@s

De cuando en cuando le dedico un tiempito al espinoso tema del sexismo en el lenguaje, con lo que supongo que más de uno entre ustedes habrá llegado a la conclusión, por anticipado, de que me sobra el tiempo. No les falta razón, pero seguro que les gustaría saber si es porque no tengo otra cosa que hacer o, sencillamente, porque me se organizar bien mi tiempo. No les sacaré de su duda.
El caso es que el español es un lenguaje sexista por naturaleza, si es que se puede decir algo así. De esa manera, cualquier intento de "degenerar", es decir, extraer la significación de género del lenguaje, supone degenerarlo, esta vez sí, en el sentido de hacerlo artificioso, oneroso, engorroso y demás plantígrados (por lo del oso, ya me entienden). Conviene decir que yo creo que estamos obligados a degenerar el lenguaje y alguna cosa se puede hacer.
Por ejemplo, en inglés no existe el género salvo en los pronombres personales de tercera persona de singular: She, He, Her, His. Así que, a pesar de todo, tienen un pequeño problema. Algunos lo solucionan de la siguiente manera: si el discurso del texto es lo suficientemente largo, se referirán a la tercera persona, alternativamente, como él o ella. En español, esto se podría hacer pero afectaría a algo más que esos pronombres. Así: "Los trabajadores de la empresa son su mayor activo: ellas son el principal recurso para asegurar su supervivencia, desarrollo y crecimiento". Reconozco que resulta chocante, pero no tanto como para que uno no pueda acostumbrarse a ello. Pero han de reconocer que suena mejor que lo de "los vascos y las vascas". Por cierto, en euskera tampoco tienen estos problemas.
Otra opción, que solo funciona con el lenguaje escrito, es el uso de la arroba: por ejemplo: l@s alumn@s. Yo suelo utilizarlo, y así lo haré a partir de ahora en este blog. Ya saben por qué.
Por supuesto, lo antedicho sólo afecta a una parte del lenguaje, pues hay otro tipo de sexismo que es más semántico que morfológico. Me refiero al uso de determinadas expresiones (¡hijos de puta!) que llevan implícita una carga de machismo incuestionable y para evitarlo no tengo otra propuesta que el fomento de las buenas prácticas en el lenguaje. Por ejemplo, si alguna actitud te parece lamentable, en vez de decir ¡qué putada!, se puede decir la igualmente castiza ¡vaya faena!.
En cualquier caso y ante la postura escéptica o directamente contraria a hacer cualquier modificación en el lenguaje, diré que somos lo que decimos y, de esta manera, el hacer un esfuerzo por suprimir el sexismo en el lenguaje acabará por tener mella en nuestros comportamientos.
(El tema da para mucho, por ejemplo una guía de lenguaje no sexista o un planteamiento genérico del tema)
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